Crónicas al atardecer: “Más ve Federico con un solo ojo que el resto de los príncipes con los dos”. Sebastián de Covarrubias
President de la Federació d’ Associacions veinals d’Elx
Joaquín Fcº López
La prudencia enseña a las personas a discernir lo que es bueno de lo malo, bien para conseguirlo o para rechazarlo. Así, sencillamente, se puede definir la prudencia. Estimada por los pueblos como una de las virtudes cardinales que nace del esfuerzo, la participación y cómo no también decirlo: del desinteresado trabajo de personas voluntarias que destinan su tiempo de ocio a tarea de asociacionismo, plataformas y comunidades ensambladas en una sociedad participativa dentro del amplísimo espacio de la vecindad. Esto vendría a ser la cordura cibernética con las telecomunicaciones.
Naturalmente, aún se recuerda aquel pasado cuando los murciélagos surcaban los atardeceres de las ciudades, las personas: hombres y mujeres –después de finalizadas sus tareas- salían a la fresca para tertuliar extensas peroratas relacionadas con su temporalidad, mientras que la juventud despreocupada jugueteaba por calles y plazas de la contornada. Eso, entonces, era un barrio.
Sin embargo, en la era del distanciamiento interpersonal, de la globalización y de la digitalización se pretenda integrar a la juventud -bien preparada académicamente y preocupada por su futuro- en el rancio espacio asociativo, altruista y de barrio definido como Movimiento Vecinal.
No obstante, sería interesante entender que en la cotidiana actualidad se ha producido, por aquello de la modernidad (léase Mito de la Caverna) un dramático cambio de acontecimientos en la especialización de la nueva sociedad. Esto es, hoy nos movemos, comunicamos y participamos por medio de páginas webs, e-mails, y también hablamos por WhatsApp, Twitter, Messenger, Instagram, Facebook, TELEGRAM y un largo etcétera de redes sociales que permiten desenvolvernos por el ciberespacio. Lo que, sin lugar a dudas, definirá la profesionalización especializada.
Sin embargo, cuando se trata de trasferir información especializada no se utiliza la palabra ni el teléfono que por ende sería lo normal, así bien podríamos decir “un poquito de por favor” para luego preguntar ¿dónde queda entonces el pasado que no volverá?… abandonado, perdido y superado por todas las personas, sin excepción, que forman la actual sociedad contemporánea. Aunque también sería de admirar el no olvidar nuestros orígenes -de dónde venimos y hacia dónde vamos- ya que cuando se habla de participar voluntariamente y de manera altruista aparece el Distrito Digital con sus difíciles obstáculos a superar. Es decir: sede Electrónica con su respectiva firma digital; barreras cibernéticas estas que obstaculizan la normalidad altruista y desinteresada de personas: mujeres y hombres; jóvenes y mayores desprofesionalizados que desean participar activamente frete al complejo mundo enmarcado en el seno de la admiración local.
Ahora bien, otra cosa será que las mujeres y hombres del mundo asociativo y vecinal, mayoritariamente se encuentre afiliada al IMSERSO; lo que vendría a subrayar las palabras de Carlos San Juan, impulsor de la frase “Soy mayor, no idiota” … pero ese será otro buen tema del que poder hablar.